miércoles, 15 de julio de 2009

Capítulo V: El constante sepulturero

Cada paso es un golpe más en la tierra.

¿A nombre de quién? Si yo no quiero

Esta condenada anatema de oscura procedencia.

¿Por qué insistir en el sonido opaco de tus golpes

Que entierran uno y otro y otro y otro

Mis contingentes triunfos y potenciales fracasos?

Y si decido ignorarte, y pensarte muerto decido

Huir de tu inmensurable existencia no puedo, porque

Te mantienen vivo golpe a golpe, verso a verso,

Segundo a segundo, haciendo camino al morir.

Cada vez que te miran existes, en todo espacio

Que exista sobre la tierra aunque no lo conozca...

Y tecleo y tecleo y tecleo

para ignorar tus golpes secos

en la tierra que ofrecerá su privacidad a la caja

donde no estaré porque ya no voy a serlo, eso

que ahora escribe estos versos que no son más

que paliativos momentáneos a tus disímiles palas

y a tus golpes secos o tus nefastos mensajeros.

No hay comentarios: